Boas-vindas, mariñeiros...
Ben chegados ao porto, mariñeiros, a cavalo das ondas... Valentín Paz Andrade
Buscar neste blog
sábado, 26 de marzo de 2022
xoves, 14 de xaneiro de 2016
domingo, 25 de xaneiro de 2015
Unha biblioteca é un lugar onde se aprende o que os profesores teñen medo a ensinar
Por Denis del Castillo López, 1º Bac. Tecnolóxico A
Xaneiro 2015
Ás 11:15 soou con forza e xúbilo o timbre que nos concedía unha liberdade inconmensurable a tantos profesores, e sobre todo alumnos, que resistían vagamente as tediosas horas opresivas da metade da mañá. Enxerguei por última vez as fórmulas matemáticas que pola pizarra fluían, como ollaban burlonas e malandrinas a miña dor e agonía, por non poder aprecialas, xogar con elas como comigo facían. Non aguanto máis!. Gardei o caderno polo que discorría húmida tinta, aprisioneina sen compaixón na miña escura mochila e marchei a paso dun guerreiro ás ordes de Atila.
Polo corredor, os meus pensamentos apresurábanse máis que os meus mecanismos pernís. As miñas neuronas desgastábanse lembrando vellas experiencias e conceptos titubeantes e carcomidos, pero cando abrín as portas daquel xardín do coñecemento no que o sol á miña triste vista facíalle destellar, unha enerxía mística e sen mesura comezou a revitalizar o meu apagado corazón e o meu enmarañado tecido cerebral.
Os libros alí ordenados fixaron as súas
nítidas pupilas de madeira de ébano na miña persoa e conectámonos en intensa harmonía.
De súpeto, unha idea poética xurdiu desta
rede, resonábame no máis profundo:
Do estante no ángulo escuro,
do seu dono talvez esquecido,
silencioso e cuberto de po
víase o libro.
Canta letra durmía nas súas follas,
como o paxaro dorme nas pólas,
agardando a mente humana
que sabe aprecialas!
Ai! -pensei-. ¡Cantas veces o lector
así dorme no fondo da alma,
e unha voz, como Lázaro, agarda
que lle diga: «Érguete e le!»1
Alí estaba o
querido libro, agardándome como o bebé a súa papilla, como o neno a súa
piruleta e como o adolescente a súa compañeira. Tras saudar os soados bibliotecarios
que o seu habitáculo coidaban e os seus pupilos moderaban, corrín cara a el
para acariñar as súas melancólicas follas que por min agardaban. Sentámonos
como recentemente casados para falarmos e gozarmos, aínda lembro como se ría
cando as miñas finas e coidadosas mans de lector empedernido rozaban o seu
corpo rectangular.
Cal será a divina cólera de Deus todopoderoso que paga connosco os seus delicados enfados?,
Así el fíxoo
comigo, desatando a fame do anxo do tempo, que devora as máis bonitas sensacións
do fráxil humano, desbotándoas ao saco da historia. Mandou tocar a maldita
trompeta que me desposuíu da calor da miña nova compaña, pero ao humano sempre
lle toca pagar a súa débeda de vivir a existencia terrenal e por iso tiven que
despedirme, arrincar a pesada mochila do chan e fuxir á frialdade dos escuros
corredores, polos que divagan, desordenadamente, máis almas frustradas.
Referencias:
1. Baseado no poema de Gustavo Adolfo Bécquer ( Rimas, VII): Del salón en el ángulo oscuro
Título baseado na cita de Alan M. Dershowitzmércores, 29 de maio de 2013
Hora de escribir no IES Nosa Señora dos Ollos Grandes
Saúl Buján Souto
Volvió
a sentir aquella satisfacción, aquella sensibilidad oculta para hacer soñar,
imaginar, pensar, reír, llorar; vivir.
Era el estreno de su cuarta película. Cada vez que dirigía una, se sentaba en
la butaca gris, la de aquel cine de las afueras, y la veía como una cinéfila
más. Positividad Raudales, de las primeras mujeres en acumular tal cantidad de
citas en su palmarés, se caracterizaba por sus tragicomedias, de momentos en
las que los protagonistas sacaban partido a las situaciones más adversas,
dándoles la vuelta como una planta buscando la luz para sobrevivir, la ecuación
perfecta con la que escalar la montaña de la vida.
Cuando acabó, la inevitable prensa le preguntó sobre cómo se había sentido esta
vez.
Como siempre, ella se limitaba a responder:
-Como la última
Por supuesto, su vida no era perfecta. Su carácter bohemio y estrafalario, le
hacía ganarse enemigos y detractores. La crítica siempre se cuestionaba sobre
su posible efímero éxito, dejando perlas como: "El círculo, primera
y última gran película de Raudales" o "Querida Positividad, ya ha
hecho suficiente, dedíquese a vender fruta". Y siempre se equivocaba.
Precisamente, aquella última crítica, era en lo que pensaba cuando despertó a
oscuras. Se encontraba atada de pies y manos. A pesar de la ausencia de luz,
distinguía claramente entre las sombras un escritorio, sobre el que se
encontraba una lámpara. Curioso cuanto menos, ya que no conseguía ver ni un
solo enchufe.
Podía ser un zulo o un viejo establo perdido. Cualquier otra persona podía
haber perdido los nervios, sufrido un ataque de ansiedad, pero no ella. Si por
algo llamaba la atención el carácter de la acaudalada directora, era por su
tranquilidad. Serena, pensó en lo último que recordaba anterior a su sueño. La
fase REM le había traicionado. No era posible que se hubiese quedado maniatada
así como así. Pero, ¿que pasó antes?
-La película, el cine, - pensó-las preguntas de la periodista... o quizás un
hombre.. tenía una voz afeminada, era alto (o alta) y no lo recordaba de otras
ocasiones... después, ¿que ocurrió?... ¡ah, aquella fuente!... no suelo pasar
por allí, fue completamente nueva para mí...
Recuerdos que no le transmitían más que curiosidad, ni relación con su
situación, ni sentido, recuerdos que se veían interrumpidos por lo actual.
Acababa de escuchar un sonido extraño. La luz se había encendido. Podía ver en
la pared un gran lienzo, lleno de figuras geométricas colocadas sin orden,
alocadamente, en los tonos más diversos que podía imaginar. Solo le llamaba la
atención un círculo en color burdeos... Aquel círculo..
-El círculo.- pensó. Ese era el título de su primera película, la de
aquella madre que tenía fe y esperanza cuando perdió a su único hijo- El
círculo- dijo en voz alta.
Las luces se volvieron a apagar. Quizá ahora sus secuestradores se habían
preparado para torturarlo. A decir verdad, la hipótesis de que la habían
secuestrado estaba ahí, pero no tenía prueba alguna. Y las luces se volvieron a
encender.
La sala-zulo seguía vacía, escritorio, lámpara y lienzo aparte. Este último
había cambiado. Ahora sólo tenía una línea.
Se lo tomó como otro acertijo. Le resultaban entretenidos y muchos seguidores
le enviaban a su mail varios. Podía tener ciento cincuenta al día, lo que hacía
que su cuenta, positividadr@imaginando. com, fuese de las más conocidas.
El anterior era el título de su primera película, y éste... era el segundo. Lo
acertó rápidamente, quizás por su relación con el anterior.
Así, a su acierto con El círculo y La línea de la vida, le
siguieron En paralelo y Rimándole al sol.
Pero hubo un quinto acertijo. El lienzo estaba en blanco, como su mente. No
lograba entender nada, ya que su cuarta película se había estrenado ese día.
Tenía que establecer relación entre el lienzo en blanco y algo, pero le faltaba
ese "algo". Pero debía seguir fiel a su filosofía, ser la planta
buscando la luz solar, ser la ecuación perfecta, con infinitas soluciones,
escalar la montaña de la vida.
-La montaña de la vida,- pensó, para luego gritar a pleno pulmón- La montaña de
la vida.
Las luces se apagaron por sexta y última vez.
venres, 11 de maio de 2012
sábado, 14 de abril de 2012
Subscribirse a:
Publicacións (Atom)